I always did like Alberto Moreiras; I like this article and the journal it is in; thanks, SpanishProf, for this and much else. Highlights:
…los efectos del mobbing son muy similares a los del síndrome de estrés postraumático: ansiedad, insomnio, obsesión, dificultades en el trabajo, y una pena profunda que se hace indescriptible e injustificable pero que dura mucho tiempo.
…nadie quiere hacerse responsable, y nadie se hará. Eso es más de lo mismo. Eso es lo de siempre, lo que siempre viene pasando, pero ojalá no haya pasado en Princeton: abuso por parte de algunos, protección del que abusa, complicidad institucional, traición y placer inconfesable en la destrucción del otro, quizá reacción desesperada del acosado, refugio en la hipocresía administrativa, e impunidad final para los responsables de la destrucción. Si Calvo hubiera sobrevivido, su carrera posterior habría sido una perpetua lucha desigual contra la sombra. Nadie se repone nunca del todo. La vida profesional nunca es ya lo que fue.
Hasta que colectivamente decidamos que no debe pasar más. Princeton puede empezar ese camino, u otros pueden. No hay nada más importante en la vida académica hoy que la protección efectiva de ese que Michel Foucault o Giorgio Agamben, entre otros, llamaban “cualquiera que sea”, es decir, el individuo despojado de todo poder y de todo derecho por la acción de sus acosadores y que así se hace vida desnuda, susceptible de ser consignada a la muerte social, sin asesinato ni sacrificio.
Axé.