Modos de vivir que no dan de vivir

Oficios menudos

Considerando detenidamente la construcción moral de un gran pueblo se puede observar que lo que se llama «profesiones conocidas o carreras» no es lo que sostiene la gran muchedumbre; descártense los abogados y los médicos, cuyo oficio es vivir de los disparates y excesos de los demás; los curas, que fundan su vida temporal sobre la espiritual de los fieles; los militares, que venden la suya con la expresa condición de matar a los otros; los comerciantes, que reducen hasta los sentimientos y pasiones a valores de bolsa; los nacidos propietarios, que viven de heredar; los artistas, únicos que dan trabajo por dinero, etc., etc.; y todavía quedará una multitud inmensa que no existirá de ninguna de esas cosas, y que sin embargo existirá; su número en los pueblos grandes es crecido, y esta clase de gentes no pudieron sentar sus reales en ninguna otra parte; necesitan el ruido y el movimiento, y viven, como el pobre del Evangelio, de las migajas que caen de la mesa del rico. Para ellos hay una rara superabundancia de pequeños oficios, los cuales, no pudiendo sufragar por sus cortas ganancias a la manutención de una familia, son más bien «pretextos de existencia» que verdaderos oficios; en una palabra, «modos de vivir que no dan de vivir»; los que los profesan son, no obstante, como las últimas ruedas de una máquina, que sin tener a primera vista grande importancia, rotas o separadas del conjunto paralizan el movimiento.

Larra

Axé.


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