I.
La “raza latina”, según se formula y elabora en el Atlántico hispano y también en el europeo del XIX: challenges northern European racial discourse, opposes British, French, and US imperialism.
El nuevo discurso racial biológico nor europeo que se desarrolla desde la Ilustración (J. F. Blumenbach e Immanuel Kant), se consolida en la década de 1850 con la publicación de obras como The Inequality of Human Races del Conde de Gobineau, precisamente en la década en que el concepto de “raza latina” comienza a formularse a ambos lados del Atlántico.
Eso es que el discurso de la “raza latina” se articula de manera atlántica y triangulada en el siglo XIX. Así, en el siglo XX se
convierte en la ideología dominante de los países hispánicos a ambos lados del Atlántico, y pasa a celebrarse como “Fiesta/Día de la raza” para conmemorar el “Descubrimiento”.
II.
But “latino/a/x” has disappeared from Atlantic discourse, except Chicano discourse; mestizaje is still a term used in Latin America. Asimismo, el término español que se elabora a partir del de “raza latina” en la década de 1890, “casticismo”, ha caído igualmente en desuso. Yet Spanish exceptionalism continues to oscilate between casticismo and orientalism, between imperialist nostalgia and the subaltern celebration of Spain’s “gypsy-Arab” otherness: that “different” Spain that was the spiritual reserve of the West and at the same time an exotic tourist paradise for Northern Europe.
III.
Más recientemente, en la década de los 90, esta misma España casticista vuelve, con la energía del retorno de lo reprimido, en
una nueva formulación neoliberal que funde la celebración del neoimperialismo español en Latinoamérica con una reacción anti-ilustrada respecto a Europa y que, por tanto, rescata la idea de la excepcionalidad española.
IV.
Como lo demuestra la continua reformulación de “raza latina” en “mestizaje/casticismo” y, más tarde, en “transculturación/ hibridación/excepcionalismo”, el siglo XIX da lugar a un proceso de reformulación ideológica del problema racial que
llega hasta nuestros días y cuya función es precisamente la de hacer desaparecer o naturalizar el racismo como tal.
La mayoría de los críticos e historiadores concuerdan en el hecho de que la ideología racial del mestizaje/casticismo se
define por su flexibilidad e inconsistencia discursiva (Graham 2-3, Miller 3-5), pero nadie ha vindicado todavía el hecho de que dicha inconsistencia sea precisamente la que la hace ideológicamente exitosa.
Dicha flexibilidad ideológica da lugar a extensiones no-raciales del fenómeno, de tal manera que hoy día se puede contemplar simultáneamente el uso étnico del término “raza” en la cultura chicana, el uso desracializado en el discurso intelectual latinoamericano (transculturación, hibridación) o el uso neoliberal en la España global (excepcionalismo).
V.
Este artículo se propone explicar por qué la flexibilidad “desracializante” de la ideología del mestizaje/casticismo se origina precisamente en la articulación de la “raza latina” en el siglo XIX. Por una parte, dicha formulación representa la
transformación poscolonial latinoamericana del antiguo sistema racial español–basado en la pureza de sangre y la genealogía– a uno nuevo de “raza latina”, el cual será posteriormente asimilado de nuevo por la España posimperialista en la
ideología del “casticismo”. Por otra parte, esta transformación poscolonial responde a un ajuste del antiguo orden racial colonial genealógico a las nuevas teorías raciales biológicas del imperialismo europeo del siglo XIX. Es decir, la transformación
poscolonial de la “raza latina” da lugar a la nueva raza “moderna”, que se adecua al nuevo racismo imperialista europeo pero que, al mismo tiempo, establece una diferencia geopolítica no-moderna e irreducible respecto a dicho sistema racial.
Esta doble transformación poscolonial es la que provee la flexibilidad ideológica a la “raza latina”. En consecuencia, dicha flexibilidad ideológica pasa a definir la ideología racial que se propagará en el siglo XX en Latinoamérica y España a través
de una creciente constelación de términos, como raza latina, raza cósmica, la raza, mestizaje, transculturación, hibridación, casticismo, hispanismo, excepcionalismo e identidad latina (en Estados Unidos). Esta variedad terminológica demuestra la
continuidad histórica de la “raza latina”, que su flexibilidad ideológica permite y legitima.
VI.
En realidad, el concepto de “raza latina” parte del discurso racial imperialista español, que no es biológico en su sentido moderno (color de piel y fisonomía) sino genealógico (pureza de sangre y descendencia), y se posiciona como nueva raza “moderna” dentro del imaginario racista que elaboran el imperialismo alemány francés. A diferencia del imperialismo inglés o norteamericano, el francés y alemán toman como referencia la “universalidad” del imperialismo romano, de ahí el énfasis en lo “latino”. Son estos dos países europeos los que, a mediados del siglo XIX, planifican nuevas expansiones imperialistas destinadas a competir con el
imperialismo británico. Dada la naturaleza flexible del término “raza latina”, éste será usado por intelectuales y políticos alemanes, latinoamericanos, franceses y españoles en un complejo y contradictorio tráfico de apropiaciones, negaciones y acusaciones, que continuará en la primera mitad del siglo XX en Latinoamérica y España, y más tarde, a través de José Vasconcelos, en el mundo chicano. Por lo tanto, más que de un mestizaje racial, podríamos hablar de un “mestizaje histórico” de teorías e ideologías raciales (española-renacentista/europea-decimonónica) que hacen de la “raza latina” una teoría e ideología simultáneamente moderna y no-
moderna. Es esta naturaleza doble/mestiza de la ideología de la “raza latina” la que permite crear el efecto de “democracia racial” que se impone en Latinoamérica y España en el siglo XX como ideología hegemónica de las nuevas elites nacionalistas.
Más aún, es la hibridación ideológica e histórica de lo no-moderno y lo moderno de la “raza latina” la que sustenta su triangulación atlántica (Europa/Latinoamérica/Estados Unidos) y su legitimación geopolítica.
Este trabajo es una arqueología en el sentido de una investigación de la organización discursiva del poder (siguiendo las propuestas de Foucault). Hoy día, y como consecuencia de la emergencia de nuevos discursos racistas en el mundo hispánico globalizado, es necesario volver a analizar la “raza latina” en aspectos más específicos de aquellos, no en su inexplicable novedad, sino en su continuidad con su antecesor, la “raza latina”. Por eso, es necesario emprender una genealogía rigurosa del término “raza latina” que describa su triangulación geopolítica atlántica e historice su hibridación, evitando así los problemas que Paul
Gilroy produce al ignorar a África en su propuesta del Atlántico Negro.
Axé.